Durante los últimos casi dos años, hablar de salud ha sido hablar de COVID-19, con justa razón. Sin embargo, muchos de nosotros nos hemos estado cuidando de un mal sin pensar en los riesgos que implican otros, quizá más silenciosos, pero igual (y peor) de peligrosos: las enfermedades crónicas.
Las enfermedades crónicas son dolencias de larga duración y lento avance; muchas de ellas no tienen cura, sino que requieren vigilancia y tratamiento para su control. Aunque algunas son causadas por factores más allá de nuestro dominio, muchas de ellas están asociadas a la alimentación y al estilo de vida.
Lo peligroso es que estas afecciones son la principal causa de muerte e incapacidad en el mundo, y Yucatán no es la excepción. En 2020, por ejemplo, en Yucatán, más de 8,000 personas murieron debido a enfermedades crónicas: enfermedades cardio y cerebrovasculares, diabetes, enfermedades hepáticas y renales, anemia y otras deficiencias nutricionales.
Entre los factores de mayor riesgo para estas enfermedades (y considerados enfermedades en sí) se encuentran la hipertensión, obesidad y sobrepeso. Desde luego, aunque existen otros que son genéticos y hereditarios, estos tres en específico son fácilmente controlables con una alimentación balanceada. Recuerda: balance significa que está bien darse gustos, pero siempre incorporando frutas y verduras como parte de tu día a día, al igual que cualquier actividad física que active tu corazón.
Puede sonar complicado, pero son los pequeños cambios los que llegan más lejos. ¿Por qué no aprovechas el año nuevo para cumplir el propósito de llevar una vida un poquito más sana?
Aquí te damos algunas ideas que son fáciles y económicas de implementar: